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sábado, 22 de diciembre de 2007

¿Por Qué Hasta Ahora?


- ¿Por qué hasta ahora?

- No lo sé

- Si sabes

- Sólo sé que quería verte, tenía que hacerlo, hay tantas cosa que contarte. No tienes idea de todo esto. Tú sabes lo que pasó entre nosotros y después de eso, no supe más de mi. No es tu culpa, son mis debilidades. Nadie quiso verme, nadie vino. Sólo tú. ¿Por que viniste?

- Si tuviste el descaro de buscarme a estas horas es por que creí que algo importante ocurría, y veo que si, pero no desde hace un momento que llamaste, sino mucho tiempo más del que debiste esperar para buscarme. No sé que decirte.

- Dilo, te doy lástima. Ya lo sé, no soy ni la mínima parte de lo que conociste.

- Yo esperaba esto desde hace tiempo, ahora no sé si de algo bueno me sirva, sólo siento ahora que los años me han dado la razón ¿Lo vez? El tiempo pone todo en su lugar.

Plena madrugada y el invierno con sarcasmo intenso parecía haber planeado el ambiente para hacerlo sentir más intenso. En una calle donde se escuchaba solamente el sonido del viento y las campanadas de las cuatro de la mañana. Comenzó a caminar alejándose con estremeciente desconcierto.

- ¿Por que te vas? ¿No quieres estar conmigo?

A más de cinco pasos volvió la dirección y dijo:

- ¿A qué me quedo contigo? Ya vi suficiente.

- No quiero ir a mi casa.

Regresó dos pasos más para no tener que hablar tan fuerte.

- Esto parece un sueño, algo que deseaba y tardó mucho en llegar. No sé si deba agradecer el largo tiempo que creí nunca llegaría. Quisiera entender los motivos por los cuales tuvo que ser así. Ni siquiera puedo pensar que hacer con este instante, si seguir este asunto o echarle tierra. Hoy no quería salir de casa creyendo que después de la puerta caería un piano sobre mi. Y mira, parece ser que eso era inevitable. No sé si necesites algún motivo para regenerar tu situación.

- Tengo muchos planes, y no puedo seguir. Estoy cansado, tengo frío, quisiera descansar... Descansar para siempre...

Se recargó en la cortina de una farmacia, cerró los ojos y más lágrimas seguían desahogando el duro golpe Kármico que Saturno y Plutón cumplían con mano dura y constante. Justicia divina.



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